Nadie nace maltratador

Ayer, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, hubo concentraciones y manifestaciones en muchos lugares de nuestro país. Durante unos días de noviembre jornadas y actos tratan de sensibilizar a la sociedad de este grave problema. Pancartas diciéndonos que el machismo mata, que el silencio nos hace cómplices y que este año son ya más de cincuenta asesinadas y, y, y,…Pancartas que gritan “Ni una más”. Y sabemos que sí, que habrá más, muchas más. Pero no nos resignamos.

La violencia se aprende desde la infancia, la igualdad también. Nadie nace maltratador. Tampoco víctima. Sabemos que nacemos con una gran plasticidad para adaptarnos y que ésta se va reduciendo con el tiempo. De ahí la importancia de las experiencias que vivimos en la infancia y en la adolescencia. Prevenir es mejor que curar. Más, si no hay cura. Y para prevenir la violencia machista desde la escuela hay que saber que el sexismo que la origina está relacionado estrechamente con la división del mundo en dos espacios: el público, reservado a los hombres y el privado a las mujeres; con la división también, de los valores en masculinos y femeninos, como si fueran incompatibles. Si sabemos qué es lo que se ha hecho mal, parece que podríamos comenzar el camino correcto. Sólo haría falta que los poderes públicos se lo tomaran en serio.

Por eso, desde aquí, quiero recomendarles el corto “Querernos bien” sobre la violencia de género en adolescentes. Deja claro la importancia de la prevención y que la violencia machista está presente en las y los adolescentes y, por tanto, cualquier chico puede ejercerla y cualquier chica sufrirla. Nos cuenta como “El hecho de haber trabajado en la escuela contra este problema, de haber aprendido a detectar cómo son sus inicios, de aprender a rechazarlo, reduce el riesgo de ser maltratador en el caso de los chicos y el riesgo de ser víctima en el caso de las chicas”.

Un tercio de las asesinadas son menores de treinta años. Por eso, si te pide que no vayas con tus amigas, si te prohíbe, te controla, si a veces te da miedo, puede que él crea que te quiere pero, sin duda, no te quiere bien.

¿Y de qué dices que va el curso?

El pasado 9 de noviembre de 2013, organizamos un taller titulado «Trabajando con el miedo escénico. Training using drama». Un taller dirigido por César Guerra, actor y director de Volunto Teatro y colaborador habitual de Ideas Poderosas. Manuel Calvillo y Juan Luis Hueso apoyamos su excelente trabajo con nuestras aportaciones desde la Psicología y junto a un grupo excepcional de aprendizaje, vivimos una experiencia inolvidable. Una de las participantes en el taller compartió en su muro de Facebook estas reflexiones y le hemos pedido que nos las deje para transcribirlas en el blog porque nos han emocionado. Gracias Adela por tu amistad, por tu participación y por tu apasionado resumen.


 

Sobre como ver nuestra imagen sin espejo,
sobre las emociones y el darnos permiso para sentirlas todas,
sobre lo que nos hace iguales a todos/as,
sobre la continua necesidad de palas y escaleras y el hacer (y ver) las cosas de otra forma.

Sobre las máscaras y el ridículo que se esconde tras de ellas,
sobre la vulnerabilidad y el coraje de cantar o bailar sin saber ante testigos casi en el mismo instante,
sobre la aceptación del error,
sobre la solidaridad y la compasión ante quien sufre.

Sobre las primeras veces, y las que les siguen tras decidir vivir ‘con’ emociones, sin descafeinar ninguna,
sobre cartas y resistencias y la no lucha para la transformación,
sobre la humildad de no saber, la dignidad de ser,
sobre el teatro, la estructura, la improvisación, el ‘¡y yo qué!’ y el ‘¡y yo qué sé!’.

Sobre la risa surfeando entre las olas de la palpitación y la ansiedad,
sobre lo que somos, a pesar del pensamiento y de la emoción,
sobre cuerdas, capas, sombreros, faldas, estatuas y fiestas sin alcohol,
sobre un modo más de sentir que los demás son ‘tal como yo’

Bueno… sobre un sábado cualquiera bajo la piel de quien es consciente.

Feliz noche de lunes y feliz semana…

 

Por Adela Montalvo Gil