Lenguaje sexista

“A la mujer y al papel hasta el culo se ha de ver”. Esta es la frase que hace unos días se le escapaba al teniente alcalde de Jaén y que, como era de esperar, rápidamente tenía respuesta desde la oposición. Al parecer, lo que quería decir es que los documentos que hemos de firmar hay que leerlos, releerlos y mirarlos de arriba abajo si no queremos que nos engañen. El hombre se ha disculpado y no todos lo hacen.

Está claro, según él, que no quería ofender a las mujeres, y menos, esto es ya cosa mía, hablar de su culo. El caso es que lo ha hecho. Lenguaje sexista, además, en el uso de sus funciones.

“Antes nos podíamos reír de estas cosas. Ahora sabemos que queda mal”, me dice un amigo que se erige portavoz de los hombres, como si esto fuera cosa de dos bandos, ellos y nosotras. Este es el sentir de muchos. Les hacen gracia esos refranes groseros y machistas pero saben que la sociedad ya no se lo permite. Por eso, llama la atención, que cada poco, sea noticia que algún político, de cualquier partido, haya hecho un comentario machista. ¡Ellos, tan políticamente correctos! Da idea de lo interiorizado que el machismo está en nuestro subconsciente.

Es nuestra responsabilidad crear un lenguaje que sea más justo con la sociedad actual. Con el uso que de él estamos haciendo se desvaloriza, subordina, excluye y ofende a las mujeres. Hay quien lo hace con mayor contundencia o con menos, pero como señala Gaspar Llamazares, la cultura machista es transversal, no tiene clase. Así, a poco que busquemos, vamos a encontrar ejemplos, cuando menos, desafortunados en todos los partidos políticos. Llenaríamos varias páginas con las frasecitas que han soltado Guerra, Valderas, Aznar… Por fortuna, sabemos también de algunos que no aparecerán en estos ejemplos. De izquierdas y de derechas. Al final, como casi todo, es cuestión de educación.

Me agradan las políticas que, ante una ofensa machista, tienen la misma contundencia para corregir a un compañero de partido que a un adversario político. Las hay. Esas son las que nos hacen falta para conseguir la igualdad entre mujeres y hombres, especialmente ahora que los derechos de las mujeres están en peligro.

Ideas Poderosas: historias desde la resistencia

CON ALMA DE PARTISANOS:


Cuando en 2012 la crisis derribaba un sistema de formación de trabajadores (mal)subvencionado pero en el que habíamos estado trabajando de lleno,  decidimos que era el momento de resistir. De resistir no como una postura política ni como un ejercicio pasivo de apretar los dientes y aguantar la tormenta. Era el momento de resistir como una estrategia organizada, una estrategia con un diseño humano más que contable, centrado en las personas y en su manera de conversar, de experimentar, de emocionarse, de aprender,… Resistir como una forma de rebeldía a todo lo que habíamos visto durante 17 años como docentes y que no nos había gustado, resistir como una manera de poner nuestros valores por delante, resistir a la maquinaria de las subvenciones entendidas como forma de vida, resistir como una manera de asumir riesgos y a la vez de hacer lo que sabemos hacer bien, resistir como una manera de cambiar el mundo, de disfrutar con nuestro trabajo, y de no dejar de experimentar y de aprender.

Por todo ello en Ideas Poderosas tenemos el alma de partisanos y decimos que nos gusta crear historias desde la Resistencia.

Como ocurría con la Resistencia, desde Ideas Poderosas también hacemos “guerra de guerrilas”, nuestra organización es ágil, flexible, aparecemos y desaparecemos sin grandes despliegues, no tenemos que movilizar grandes y pesados recursos, ni humanos ni materiales. Nos basta una videocámara, un smartphone y una conexión a datos para revolucionar el corazón, las cabezas y las manos de las personas con las que trabajamos.

Al igual que pasaba con la Resistencia nuestro modo de mirar la realidad es un poco inconformista a la vez que positiva, porque confiamos en que las cosas se pueden ver, hacer y contar de otras maneras.

Como ocurría con la Resistencia, en Ideas Poderosas contamos con ciertas dosis de clandestinidad y la complicidad del pueblo, el apoyo de la gente y de sus espacios para movernos, para actuar, para hacer que pasen cosas, para sobrevivir y para cambiar con ellos la realidad que no nos gusta.

Tal y como pasaba con la Resistencia, para Ideas Poderosas es imprescindible la colaboración de y con otras organizaciones y personas que conocemos y otras que vamos descubriendo, con las que compartimos valores y con las que disfrutamos y no dejamos de aprender.

Como ocurría con la Resistencia, en Ideas Poderosas los valores y la ideología son importantes. No todo vale. Para nosotros el compromiso con los territorios, con lo social, con la diversidad, con las personas, con las organizaciones grandes y pequeñas está en el centro de nuestra manera de trabajar, de entender y relatar el mundo.

De todo esto se alimenta nuestra alma de partisanos: de crear historias desde la resistencia y seguir disfrutando sin remedio.