Comunicación: La estrategia del biquini (el arte de sugerir)

La comunicación es intercambio y en el intercambio se pueden producir encuentros, aunque también desencuentros; afinidades, aunque también contrastes; acuerdos, aunque también desacuerdos.

Expresarse bien es entregar adecuadamente lo que queremos compartir y se convierte en un arte: el arte de comunicar. Hacerse entender y que la otra persona esté dispuesta a escucharnos, además de escuchar y estar dispuesto a entenderla, es una actitud muy poderosa que nos ayuda a mejorar nuestra influencia, nuestro carisma y nuestra reputación.

Para mí, el arte de comunicar es el arte de sugerir, de evocar imágenes, de traer a la mente de quien tengo enfrente recuerdos, ideas, experiencias.

Hoy leyendo un post de un blog que nada tiene que ver con lo que estoy escribiendo, ha aparecido ante mí una imagen muy sugerente en forma de metáfora, el autor del blog terminaba escribiendo “No olvidar el efecto biquini: menos es más”. “Menos es más” fue el lema del arquitecto y diseñador industrial Ludwig Mies van der Rohe, que con su trabajo ha influido notablemente en la arquitectura contemporánea y, cómo no, en muchas personas dedicadas al arte, al diseño, a la publicidad y también a la comunicación. Aunque yo me quedo, de esa frase, con la metáfora del biquini, que ha evocado en mi una serie de imágenes que relacionadas con la comunicación me han hecho visualizar de manera muy clara algunos aspectos clave de la forma en que interaccionamos con los demás.

El biquini es una prenda de baño femenina compuesta por un sujetador y una braguita ceñida que proporciona a quien la viste frescor, comodidad, mayor contacto del cuerpo con el agua y mayor extensión en el bronceado de la piel. También puede convertirse en una prenda de vestir para la seducción.

Una comunicación eficaz podría esquematizarse como una línea en la que en un extremo estaría lo evidente y en el extremo opuesto lo poco estimulante, siendo la parte central de esa línea lo sugerente. Lo evidente aburre porque no aporta nada nuevo, lo poco estimulante también aburre porque no emociona, lo sugerente activa, despierta el interés y demanda más información; emociona y activa la curiosidad.

Siguiendo con la metáfora del biquini, a más biquini, menos cuerpo; resultado: el biquini deja de cumplir su función, es menos estético, poco estilizado y nada sugerente. A menos biquini, más cuerpo; resultado: lo demasiado evidente puede captar al principio la atención aunque rápidamente decae el interés, abruma e incomoda.

Tanto en la comunicación cara a cara como cuando hablan en público, hay personas que son parcas en palabras, no describen, no cuentan, se limitan a aportar fríos datos y argumentan sin emoción. Resultado: rápidamente dejan de ser escuchados porque no entusiasman, no sugieren, no emocionan (demasiado biquini). Otras, sin embargo, tratan de explicar todos los detalles, se desvían del objetivo para centrarse en lo anecdótico, utilizan grandes fuegos de artificio para presentar sus argumentos, se extienden en sus intervenciones, lo enseñan todo. Resultado: aburren porque agotan, consiguen que el interlocutor desconecte porque todo es esperable y finalmente obtienen como resultado que les dejen de escuchar (demasiado poco biquini).

El arte de comunicar es el arte de sugerir y sugerir es crear imágenes poderosas, ideas estimulantes, recuerdos y vivencias emocionantes, propuestas seductoras.

El lema de Ludwig Mies van der Rohe era “menos es más” sin embargo también podemos afirmar que “más es menos”.

La próxima vez que tengas algo importante que comunicar, ¿qué clase de biquini utilizarás?…

Hablar en público: Conversaciones que crean conversaciones

…“Los eventos son excusas para hablarse”, me comentaba Alejandro a la vuelta de una de sus largas estancias en Nueva York. …Y es cierto, recuerdo algunos congresos y encuentros académicos o profesionales. Estos eventos, a pesar de que la mayoría de los ponentes solían ser poco inspiradores, demasiado evidentes y cansadamente aburridos, generaban contextos con nuevas personas donde hablarse y con-versar y donde a veces conectabas y aprendías más entre pasillos que en la sala de ponencias.

Sin embargo, en contadas ocasiones tenías la suerte de descubrir algún ponente que conseguía la hazaña de mantenerte absorto durante su exposición, de conectar realmente contigo, de provocarte o de inspirarte como lo hacen los buenos libros. Y todo esto sin mayores artefactos que la tecnología punta de su voz y un arsenal de ideas poderosas y palabras bien elegidas.

Esa es la sensación que tuve cuando escuché por primera vez y por casualidad una “TED talk”. Se tratan de pequeñas charlas sobre temas muy variados (ciencias, arte y diseño, política, educación, cultura, negocios, tecnología, entretenimiento,…) No todas me han interesado y embelesado de la misma manera, algunas incluso no acabé de verlas, sin embargo no dejo de encontrar cada cierto tiempo un nuevo charla TED que me vuelve a sorprender por sus planteamientos y/o por la manera en que el conferenciante representa su pequeña “obra” en el escenario.

Os dejo una selección de los muchos y muy buenos discursos que se encuentran en la web de TED. Por supuesto este listado no es nada casual ni imparcial y lleva el sesgo de mis gustos e intereses. Casi todos duran entre 17-18 minutos, aunque hay algunos de 20 y otros de 5. Cada uno de ellos está ejecutado de una manera diferente: algunos de los ponentes gesticulan mucho, otros poco, algunos parecen muy atrevidos, otros parecen los alumnos tímidos y solitarios que se sentaban solos al fondo de la clase, unos hablan pausado, a otros es un poco más complicado seguirles, algunos utilizan apoyos visuales, otros cuentan tan solo con su voz variopinta y su cuerpo no muy atlético, casi todos hablan sin papeles, otros por el contrario leen…

Sin embargo, todos tienes el poder de atraer tu atención y engancharte en su discurso, todos ellos hablan a grandes auditorios pero parecen que estuvieran hablándole a cada uno de nosotros porque lo que construyen engancha con tu experiencia, o con tus problemas, o con tus ideas o con tu vida cotidiana. Ninguno de ellos cuenta con un gran artificio más allá de su presencia, su voz y en algunos casos unas pocas imágenes sugerentes, sin embargo, sin ser en absoluto efectistas son tremendamente efectivos. Cada ponente habla, se mueve, mira, gesticula,… ejecuta su discurso de una manera diferente -algunos de ellos incluso hacen lo contrario de lo que dicen los manuales sobre el arte de hablar en público- pero todos consiguen conectar con su audiencia, porque todos parecen hacerlo desde la verdad y de una manera apasionada, y porque han encontrado su forma de comunicar sin renunciar a ellos mismos, a su manera de ser y a su forma única y peculiar de estar ante otras personas.

Sin duda alguna, estas charlas no te dejarán indiferente por lo que trasmiten, todos guardan una preciosa colección de ideas poderosas, y además son buenos modelos de cómo hablar en público desde los que aprender y mejorar tu forma de organizar tus charlas y realizar tus exposiciones. Disfruta y “juega” con ellos y analiza su estructura, la manera en que comienzan y terminan, cómo incluyen cada cierto tiempo anécdotas personales, como cuentan historias, como organizan sus ideas, como juegan con las pausas, con el ritmo,…

Todos ellos son en inglés pero puedes seleccionar subtítulos en español y otros muchos idiomas (por cierto, algunos de ellos pueden ser recursos fantásticos para practicar tu listening).

Algunos de mis favoritos “TED talks”
Ken Robinson dice que las escuelas matan la creatividad. Sir Ken Robinson plantea de manera entretenida y conmovedora la necesidad de crear un sistema educativo que nutra (en vez de socavar) la creatividad.
Sir Ken Robinson: ¡A iniciar la revolución del aprendizaje! Continuando con su legendaria charla sobre la crreatividad, Sir Ken Robinson plantea un cambio radical, para pasar de escuelas estandarizadas al aprendizaje personalizado ————– creando las condiciones para que pueda florecer el talento natural de los niños.
Jon Ronson: Respuestas insólitas al test del psicópata. ¿Existe una clara línea que separa la locura de la cordura? Con una entrega que pone los pelos de punta, Jon Ronson, autor de ‘¿Es usted un psicópata?’ arroja luz a las zonas grises entre los dos polos.
Dan Pink en la sorprendente ciencia de la motivación. El analista laboral Dan Pink examina el problema de la motivación, empezando con un hecho que los sociólogos conocen pero no así la mayoría de los gerentes : Los métodos tradicionales de recompensas no siempre son tan efectivos como pensamos.
David Kelley: ¿cómo construir tu confianza creativa? ¿Tu escuela o trabajo se divide en personas “creativas” y personas prácticas? Seguro, pero David Kelley sugiere que la creatividad no es dominio exclusivo de unos pocos elegidos. Mediante historias de su legendaria carrera de diseño y de su propia vida, ofrece maneras de construir la confianza para crear.
Dave Meslin: el antídoto contra la apatía. La política local -las escuelas, la zonificación, las elecciones del consejo- afectan el lugar donde vivimos. Entonces ¿por qué no hay más personas que se involucren? ¿Es apatía? Dave Meslin dice que no. Él identifica siete barreras que nos impiden participar en nuestras comunidades, incluso si es algo que realmente nos importa.
Brene Brown: el poder de la vulnerabilidad. Brene Brown estudia la conexión humana, nuestra capacidad de empatía, de pertenencia, de amar. En una charla conmovedora y divertida en TEDxHouston, comparte una visión profunda de su investigación, que la llevó en una misión personal a conocerse a sí misma, así como a comprender a la Humanidad.
Sherry Turkle: ¿Conectados pero solos?. A medida que esperamos más de la tecnología, ¿esperamos menos de los demás? Sherry Turkle estudia la manera en que nuestros dispositivos y las personas conectadas en línea están redefiniendo la comunicación y las conexiones humanas; y nos pide que pensemos seriamente en los nuevos tipos de conexiones que deseamos tener.
Isabel Allende cuenta historias de pasión. La autora y activista Isabel Allende habla de mujeres, creatividad, la definición de feminismo, y por supuesto, de pasión.
Simon Sinek: Cómo los grandes líderes inspiran la acción. Simon Sinek tiene un modelo simple pero poderoso de liderazgo inspirador; todo se basa en un círculo de oro y la pregunta ‘¿por qué?’ Sus ejemplos incluyen a Apple, Martin Luther King y los hermanos Wright.
Barry Schwartz sobre la paradoja de elegir. El psicólogo Barry Schwartz apunta hacia un principio central de las sociedades occidentales: la libertad de elección. Según la estimación de Schwartz, elegir no nos ha hecho más libres sino más paralizados, no más felices sino más insatisfechos.
Barry Schartz y nuestra pérdida de sabiduría. Barry Schwartz hace un llamado vehemente a la ‘sabiduría práctica’ como antídoto para una sociedad que ha enloquecido a causa de la burocracia. Argumenta de manera impactante que la reglas generalmente nos fallan, los incentivos son contraproducentes y la sabiduría practica y de todos los días nos ayudará a reconstruir nuestro mundo.
Ben Dunlap habla acerca de una vida apasionada. Ben Dunlap, presidente de Wofford College, cuenta la historia de Sandor Teszler, un húngaro sobreviente del Holocausto, quien le enseñó acerca de vivir apasionadamente y aprendiendo continuamente.
Discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford. No es en realidad de una de las charlas TED, sin embargo la han incluido en su web. Se trata de un poderoso discurso, muy conocido y visto por millones de personas a escala global, en el que el fundador de Appel cuenta tres historias personales que no te dejarán indiferente.

Hay otros muchos discursos que tengo entre mis favoritos tan buenos como estos, pero entonces la lista sería demasiado larga. Valgan estos como muestra. Descubre tú mismo otros nuevos.
Espero que los disfrutes, que te sean de utilidad y sobre todo que pases unos minutos entretenidos viéndolos y que puedan ser, como aquella tarde me decía mi primo Alejandro, una buena excusa para compartir y hablarse.

Hablar en público: Cuando te empujan a la piscina

¿Qué pasaría si empujásemos a un niño que no sabe nadar a una piscina? Lo más seguro es que acabara ahogándose, aunque el propio instinto de supervivencia (la vida le va en ello) le llevaría a realizar todos los esfuerzos por salir de allí. Por supuesto, la ayuda de algún adulto para sacarlo de la piscina sería todo un detalle por su parte aunque si volviera a empujarlo una y otra vez y no se pusiera manos a la obra de enseñarlo a nadar, la probabilidad de que ese niño acabara odiando el agua sería bastante alta y, seguramente, si finalmente acabara aprendiendo a nadar, su ejecución sería bastante deficiente.
¿Qué pasaría entonces si “empujásemos” a un niño al que nadie le enseñó a hablar en público a la pizarra para que exponga un trabajo, resuelva un problema o responda a una pregunta? Seguramente también se ‘ahogaría’, aunque como la vida no le va en ello, probablemente en el futuro evitaría cualquier situación parecida. Por supuesto, la ayuda de algún adulto para salir del aprieto sería todo un detalle por su parte aunque si volviera a empujarlo una y otra vez y no se pusiera manos a la obra de enseñarlo a hablar en público, la probabilidad de que ese niño acabara odiando “la pizarra” sería bastante alta y, seguramente, si finalmente acabara teniendo que hablar en público su ejecución sería bastante deficiente.

Cuando enseñamos a un niño a leer dedicamos una gran cantidad de esfuerzo y energía en el proceso hasta que poco a poco, es capaz de hacer una lectura fluida y comprensiva. Ese proceso requiere atención, seguimiento, ayuda y práctica, mucha práctica. Ningún esfuerzo parecido se hace para que un niño aprenda a hablar en público, probablemente porque pensamos que como ya sabe hablar, hacerlo en público no requiere de ninguna técnica complementaria. Pero ese es el error.

Hablar en público es una técnica, y como tal debe aprenderse. Igual que enseñamos a los niños a dibujar y a expresarse a través del dibujo o a redactar y a contar historias por escrito, deberíamos enseñarlos a expresar sus ideas ante un auditorio. Algunos llegarán a hacerlo tan bien que podrán convertir la técnica en un arte, lo mismo que algunos redactan o dibujan tan bien que acaban convirtiéndose en escritores o pintores de éxito, pero a nadie se le ocurriría dejar de enseñar a dibujar o redactar a un niño porque no tiene madera de artista. ¿Por qué renunciamos a enseñar, entonces, a los niños a hablar en público?

La habilidad de hablar en público es una competencia necesaria para el desempeño de muchas ocupaciones: docentes, comerciales, directivos y mandos intermedios, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, monitores, etc. necesitan de esta habilidad y, sin embargo, en muy pocos lugares se enseña. Probablemente por ese motivo, hablar en público genere grandes dosis de ansiedad y miedo entre la mayor parte de las personas a las que se les presenta la oportunidad viendo este escenario como un desafío difícil de afrontar.

Cuando propones a alguien que exponga algo en público la respuesta habitual suele ser “me da miedo”, aunque probablemente la respuesta correcta sería “no sé cómo hacerlo”, y es que nos escudamos en el miedo para no hacerlo cuando el verdadero motivo es la falta de habilidad.
La ansiedad, el miedo, son emociones adaptativas que se activan cuando nos enfrentamos a situaciones que requieren por parte de la persona ciertos niveles de alerta. Hablar en público supone por nuestra parte descubrirnos ante los demás, mostrarnos tal y como somos y por tanto, puede ocasionar cierta dosis de ansiedad, pero es una ansiedad necesaria y fundamental para movilizar los recursos necesarios para hacerlo bien, ¡ah!, ¿pero si no sabemos cómo se hace?, ¿podremos hacerlo bien?…

Aprender a hablar en público es un reto y un desafío del sistema educativo en cualquiera de sus niveles (escuela, instituto, formación profesional, universidad), es una forma de comunicación a la que no se presta atención y de la que el éxito de muchos profesionales depende.
Nuestra experiencia nos dice que aprender la técnica de hablar en público no sólo mejora la ejecución de quienes tienen que hablar ante un auditorio sino que, además, reduce sus niveles de sufrimiento llegando incluso, en muchos casos, a considerarse como una fuente de satisfacción.

“Érase una vez una niña que aprendió a hablar y a través de las palabras comenzó a entender el mundo que le rodeaba. La niña creció y aprendió a leer, y a través de las palabras comenzó a descubrir otras realidades más allá del mundo que le rodeaba. La niña creció un poco más y aprendió a hablar en público, y a través de las palabras pudo compartir con los demás todo lo que había aprendido… y colorín colorado, este cuento todavía no ha comenzado”

¿Se puede enseñar a crear innovación social?

Conversando con Alma Natura sobre Newton, gazpacho e innovación social. Nos entrevistaron en su blog.

La semana pasada nos invitaron desde Almanatura a conversar con ellos sobre innovación social a través de una entrevista. Para ello, Carmen Valladolid nos envió un buen puñado de interesantes y sugerentes preguntas.

Tras su lectura dediqué varios días a documentarme, pensar en mi experiencia, perderme,y después dejar que se fueran conectando puntos y atando cabos mientas corría o cocinaba y mientras escribía las respuestas volando desde Málaga a Liverpool.

Estamos convencidos de que la innovación es más un escenario de dudas que de certezas, de preguntas que de respuestas, y en este sentido Carmen generó el espacio perfecto donde poder pensar en voz alta y enlazar experiencias personales con brillantes ideas y propuestas de otras personas comprometidas y generosas que comparten sus conocimientos.

Esta entrevista ha sido una excelente experiencia para nosotros, y nos ha permitido conocer mucho más de cerca el genial enfoque y excelente trabajo @juanjomanzano, @concemacias, @KrmenValladolid y el resto del equipo de @almanatura.

Os dejamos aquí el enlace a la entrevista.
aquí el enlace a la entrevista

Storytelling. Nada reseñable

Una idea extravagante, la propuesta más simple, una anécdota, los contenidos de una lección por explicar o tu curriculum tienen la posibilidad de transformarse en historias memorables. Aprovecha el poder de las historias, del storytelling , para captar la atención, motivar o dejar huella.
Un buen ejemplo de todo esto lo encontramos en este cuento narrado por el magnífico Carlos Ortega dentro de la sección “Cuentos para Ulises” del programa “No es un día cualquiera” de RNE.

Estamos rodeados de historias. Tu vida está hecha de historias, desde tus experiencias más interesantes e intensas, hasta tus vivencias más normales y cotidianas guardan dentro la magia de una historia. Encuentra tu relato.

Los desbordados

Nada es tan poderoso como una buena historia. El poder de contar historias es ancestral y nos une directamente a los humanos del siglo XXI (smartphone en mano y atentos al próximo #FF) con nuestros antepasados (dibujando bisontes en una abrigo y reunidos entorno a una fogata).

Una historia encierra varios posibles mensajes por parte de quien la cuenta y, lo que es más importante, diferentes interpretaciones personales por parte de quien la escucha en función de sus experiencias, sus conocimientos y sus valores.
Cuando nos dirigimos a una audiencia podemos contarles todo, exponer los hechos, ofrecer todos los datos; pero posiblemente los aburramos. Sin embargo, también podemos contarles una historia y entonces despertamos su interés, enlazamos con sus emociones, conectamos con sus experiencias y generamos sentimientos de pertenencia.

Contar historias es una herramienta poderosa para captar la atención de quien nos escucha. Una historia permite transformar un mensaje en una experiencia y sabemos que las experiencias quedan mejor grabadas en nuestra memoria que los datos.
Una historia, además, puede convertirse en una fuente de inspiración y, cómo no, estimula la imaginación, el pensamiento e impulsa a la acción.

A continuación te proponemos una historia de Robert Frank Mager que aparece en la introducción de su libro ‘Motivar para una formación eficaz’ (Editorial Gestión 2000). Una historia que habla sobre captar la atención, despertar el interés, motivar…
Esta es la historia:

Hace mucho tiempo, en una pequeña gota de agua, el rey Ameba decidió enseñar a sus súbditos cómo mejorar sus vidas. Recorrió el reino de Gotalandia de orilla a orilla, explicando a su pueblo cómo progresar. Pero nadie le escuchaba.
“Psst”, le dijo el consejero real, “primero tienes que captar su atención. Toma, frótate con esta poción mágica a base de ajo y todos te escucharán”.
El rey siguió su recomendación y volvió en busca de su pueblo para enseñarles cómo progresar. Pero nadie le escuchaba. Se alejaban nadando… y tapándose la nariz.
“Psst”, insistió el consejero real, “tienes que asegurarte de que te oyen. Toma, grita por este megáfono y todos te escucharán”.
El rey siguió su recomendación y salió a compartir su sabiduría. Pero nadie le escuchaba. Se alejaron nadando… tapándose la nariz… y las orejas.
“Psst”, repitió el consejero real, “tus súbditos son demasiado estúpidos para darse cuenta del saber que les estás ofreciendo. Tienes que obligarles a escucharte por su propio bien”.
El rey, entonces, ordenó que todo el mundo se reuniese en el Gran Gotarium y les habló “laaargo” y tendido sobre cómo mejorar sus vidas. Pero, cuando se abrió la Gran Puerta, sus súbditos huyeron nadando con tanto ímpetu que, sin saber cómo, se salieron de Gotalandia. Desde esos lejanos días se les recuerda como los desbordados.

Moraleja: la gente rara vez se acerca a las cosas desagradables

¿Qué haces tú para conseguir captar la atención de quien te escucha?, ¿y para despertar su interés?
¿Qué haces para conseguir que la gente se acerque a dónde tú quieres que vayan

La cuarta pared

La cuarta pared, ese muro invisible que separa el escenario donde se desarrolla la acción del patio de butacas, está a punto de caer.
Las escenas de nuestra vida laboral se desarrollan habitualmente dentro de un espacio en el que dejamos interactuar poco, muy poco, a veces nada a nuestros clientes, compañeros, colaboradores, alumnos…Esas personas que son los usuarios de nuestros servicios, los clientes de nuestros productos, el auditorio de nuestros discursos están ahí, como meros espectadores observando cómo hacemos nuestro trabajo. Son pacientes, receptores, sufridores de nuestra intervención.
La cuarta pared está entre ellos y nosotros, marca la diferencia, establece los límites.
En el teatro y en otras disciplinas artísticas, romper la cuarta pared se ha convertido en un reto. Hacer participar, implicar, incorporar a los espectadores en el desarrollo de la acción se ha convertido en un desafío que da protagonismo al que ve, al que mira, al que espera.

¿Y en el entorno empresarial?… ¿qué pasa con esa cuarta pared?…

Vamos al médico, asistimos a clase, realizamos un trámite administrativo, compramos un producto y, ¿qué nos encontramos delante de nosotros?: muchas veces un muro infranqueable tras el cual se atrinchera el profesional que sabe hacer muy bien su trabajo (en el mejor de los casos), pero que no nos hace partícipe de él, que no entabla conversación con nosotros, que no se preocupa de nuestras emociones, de nuestras necesidades, de nuestros motivos.

De estas y algunas cosas más, nos habló Rafael Álvarez “El Brujo», el juglar del siglo XXI y maestro de los escenarios que ostenta entre otros galardones la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes (2001) y la Medalla de Oro de Andalucía (2012).
Rafael Álvarez, que nos acompañó en el taller de “Training using drama” organizado por Ideas Poderosas y celebrado los días 12 y 13 de marzo de 2012 en el laboratorio escénico Volunto Teatro, nos contó su experiencia en romper paredes: “lo más difícil no es hacer participar al público sino saber cuándo hay que retomar el guión y que el público se dé cuenta que ahora te vuelve a tocar a ti llevar las riendas”, “el silencio y la mirada son dos poderosas herramientas para hacerlo”.
Te proponemos derribar esa cuarta pared, aceptar las propuestas de tu público e interactuar con él desde tu papel, desde tu personaje, hacer que el guión se apodere de tu público, integrarlo y saber cuándo es tu turno.

La cuarta pared, ese muro invisible, está a punto de caer, es necesario que caiga… ya ha caído.

Ideas Poderosas

Nombrar lo que haces no es siempre fácil, poner una etiqueta a un proyecto o a una empresa siempre es complicado, y crear una marca de ese nombre, todo un reto.
Denominar a nuestro proyecto “Ideas Poderosas” ha sido todo un riesgo, un riesgo que conscientemente hemos querido correr y lo es, porque al testear el efecto que dicho nombre causaba a las personas a las que les preguntábamos, las respuestas eran muchas veces bastante desesperanzadoras.

Pero todo en esta vida tiene un porqué, y el porqué está en esta breve conferencia del profesor Jordi Adell que puedes ver en el vídeo adjunto.
Cuando empezamos a usar este vídeo en nuestras acciones formativas, nos interesaba sobre todo reflexionar sobre las seis ideas que el profesor Adell cuenta y con las que estamos plenamente de acuerdo, ¿quién no podría estarlo?, pero lo que más impacto ejerció en nosotros no era tanto el contenido de la charla, que también, sino la forma de presentar esas ideas.

Ideas Poderosas es una forma de contar algo que quieres que tu audiencia recuerde y para nosotros, ese concepto se convirtió en una auténtica herramienta intelectual para inspirar a quienes formábamos y ayudarles a traducir sus mensajes en ese formato. Un formato breve, visual, inspirador y de impacto.
Llevábamos mucho tiempo probando nuevas formas de comunicar en nuestro trabajo docente, experimentando nuevas metodologías y aprendiendo mucho de quienes saben de hacer presentaciones, de hablar en público, y de oratoria; y nos dimos cuenta que presentar contenidos en ese formato de idea poderosa era muy eficaz, atractivo y atrayente. Así que nos pusimos manos a la obra y elaboramos todo un procedimiento de trabajo para implantar el concepto como herramienta didáctica.

Una herramienta intelectual y didáctica que usamos con quienes se forman con nosotros en materias como la formación y la docencia, el liderazgo y la dirección de equipos, el desarrollo de competencias personales y profesionales, o la búsqueda de empleo, entre otras. Una herramienta intelectual y didáctica que usamos en nuestra forma de presentar los contenidos y en la forma de entrenar a los participantes.

Luego llegó la hora de emprender un ambicioso proyecto de formación y desarrollo personal y tocó ponerle nombre. Muchas fueron las alternativas, las ideas, las pruebas, pero de pronto descubrimos, que lo que todos nuestros proyectos tenían en común eran las ideas poderosas como transfondo.

Ideas Poderosas como forma de compartir conocimiento, ideas poderosas como contenido para desarrollar competencias profesionales en nuestro alumnado.
Y esa es la historia. Gracias al profesor Adell, que sin saberlo, inspiró nuestra forma de trabajar y le dio nombre.
Ahora sólo queda que sepamos hacer un buen uso de esta herramienta y que nuestro nombre inspire a quienes participen en nuestros proyectos de formación y desarrollo profesional.

Disfrutad del vídeo y de sus Ideas Poderosas.