Improvisar

En nuestros talleres “Encuentra tu voz” de entrenamiento de hablar en público solemos observar con frecuencia algunos temores comunes, por ejemplo el temor a la posibilidad de quedarse con la mente en blanco, a no saber qué hacer o decir ante una situación complicada o una pregunta imprevista. Este miedo a la incertidumbre es uno de los componentes imprescindibles, una de las experiencias más poderosas en nuestros talleres y siempre estamos atentos a que aparezcan, las provocamos e intentamos aprovecharlas.

Muchas de las personas que pretenden mejorar sus habilidades de exposición ante una audiencia buscan su seguridad en el discurso, en tener siempre la respuesta adecuada, en no perder el hilo, en que nada ni nadie pueda sacarles de su guión, de su “papel” que tanto han entrenado y tan bien han aprendido. Como se puede suponer, en este contexto la improvisación es sinónimo de desastre, de fracaso asegurado y por tanto el enemigo a evitar. A esto hay que añadir todo el significado peyorativo que encierra la palabra improvisar (“hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación”, según la RAE), pareciera que improvisar fuese propio de personas que no dominan un tema lo suficiente, de profesionales que no han preparado bien su trabajo y van a hacer cualquier cosa para salir del paso.

Hay otra manera sin embargo de mirar todo esto. Vivir es improvisar. Nadie sabe a ciencia cierta qué le va a ocurrir en cada momento de su día ni tiene planificada cuál será su reacción ante cada situación imprevista. Aceptar la incertidumbre como una de las reglas del juego de la vida en general y del trabajo en particular se antoja clave si se quiere estar en la partida. Siempre se puede optar por no jugar por temor a lo incierto o por miedo a perder, pero en estos casos la partida ya estaría perdida, más aún cuando -como en un viaje a Ítaca- la victoria está no en el resultado final, sino en la propia partida. En los entornos de trabajo actuales, líquidos, flexibles y en continuo cambio esto adquiere más significado aún.

Pero volvamos al contexto de “encuentra tu voz”, según analizamos en nuestros talleres, hablar en público no es sólo transmitir un mensaje, exponer unas ideas o ejecutar de manera ejemplar un discurso. La clave no está en dar o representar, sino en construir un mensaje, una experiencia con tu auditorio, con las personas que han dejado a un lado otras actividades y organizan su tiempo para estar allí contigo. Estar más pendiente de ti, de tus sensaciones y de tu discurso que de ellos, de sus intereses, de sus propuestas y de sus sugerencias no solamente es una falta de respeto hacia ellos, sino una engañosa solución para dominar tus nervios e inseguridades que acabará provocandote más problemas que beneficios

Enlazando en este punto con el tema de este post, como quiera que toda audiencia es diferente, la improvisación no sólo será inevitable sino una herramienta clave, necesaria e imprescindible para que todo vaya sobre ruedas y para que las ideas que allí se construyan conecten de verdad con los intereses y necesidades de los que te escuchan aquí y ahora, transformando una simple charla en una experiencia personal interesante y más probable de ser recordada.

Estas son algunas de las ideas y conclusiones que vamos descubriendo en nuestros talleres a partir del trabajo y las experiencias de improvisación que en ellos se generan:
1. La improvisación es una habilidad clave en ambientes de trabajo colaborativos y en un mundo profesional que siempre está cambiando.
2. Querer tener a toda costa un mundo sólo de certezas e instalarnos en ellas como condición para dar un paso y para poder trabajar con garantía, no sólo es irreal, además es una trampa que nos limita y muchas veces puede funcionar como una (auto)excusa para evitar las responsabilidades que nos genera emociones incómodas e inseguridad.
3. Para hablar de manera genuina ante un auditorio, para encontrar nuestra voz y ofrecer autenticidad tenemos que dejar a un lado lo que tenemos que/lo que queremos ser para simplemente ser quienes realmente somos. Esto significa que aceptamos nuestra vulnerabilidad, que no tendremos siempre una respuesta preparada ante todo y que la improvisación será una pieza importante de la partida
4. Cuando una persona conoce a fondo un tema, lo ha trabajado a conciencia y se ha preocupado de cómo hacer llegar y construir con su audiencia un discurso o unas ideas, no tener todas las respuestas en cada momento y mostrar la propia vulnerabilidad no le resta crédito ni le distancia de los que le escuchan. Al contrario en muchas ocasiones nos hará más cercanos y ayudará aumentar la confianza en nosotros.
5. Porque asumir riesgos (asumir riesgos digo, no ser un inconsciente ni un suicida) ayuda a generar confianza. Hablar en público implica asumir riesgos, exponerse, dejarse ver, mirar para ser mirado, escuchar para ser escuchado. No podemos construir en solitario desde el discurso que tenemos escrito o que llevamos aprendido de memoria. Entendido de esta manera, hablar en público no es un evento, es una relación y por tanto lo imprevisto es altamente probable y la improvisación un habilidad realmente útil y poderosa.
6. Improvisar no es actuar o reaccionar a ciegas y sin criterio ni plan alguno. Solamente aquellas personas que se han preparado a fondo, que han investigado, experimentado y trabajado en profundidad sobre un tema, serán capaces de improvisar y encontrar alternativas ysoluciones que van a enriquecer e innovar su discurso y su trabajo.
7. Una situación que nos obliga a improvisar sólo será problemática en el contexto de una experiencia escasa, un trabajo previo insuficiente y una preparación pobre. La inseguridad no se “cura” con ansiolíticos ni controlando todas las incertidumbres posibles, si no con mucho trabajo, preparación y exponiéndose, lo que permitirá transformar el miedo en experiencia y la improvisación en un elemento clave para la innovación.

Valgan éstas como una muestra de las ideas que trabajamos a partir de distintas actividades y experiencias que vamos construyendo e “improvisando” en algunos de nuestros talleres de Ideas Poderosas. En ellos no tratamos de explicarlas para convencer a los que nos acompañan, sino de hacer que pasen cosas en directo, exponernos y jugar con nuestras “certezas”y emociones, relacionarlas con nuestra vida diaria y nuestro trabajo cotidiano, reflexionar sobre todo ello y ayudar a que cada participante encuentre ideas y estrategias de cambio personal con las que pueda jugar y experimentar en su mundo real, fuera ya del contexto de entrenamiento.

Hay distintas actividades de improvisación que utilizamos en nuestros talleres, este blog puede ser un buen lugar para compartir algunas de estas experiencias, la forma en la que las realizamos y los objetivos que perseguimos con ellas. Pero eso será otro día, en este momento toca practicar para seguir improvisando, ahora en la cocina.

Encuentra tu voz: aprendiendo a hablar en público

Los días 25 y 26 de enero de 2013, Ideas Poderosas organiza un nuevo taller práctico para aprender a hablar en público. Si tienes que presentar tus ideas o proyectos ante otras personas, si trabajas dando clase, si quieres mejorar tu impacto en las entrevistas de trabajo o si estás preparando oposiciones, entonces este taller te puede interesar.

Objetivo del taller:
Entrenar la técnica y el arte de la oratoria desarrollando un procedimiento para preparar una intervención en público y practicando una serie de habilidades y destrezas para reducir la ansiedad, motivar al auditorio, pronunciar un discurso elocuente y ejercer un impacto en las vidas de quienes escuchan.

Contenidos del taller:
Bloque 1.- “Training using drama”. Técnicas teatrales aplicadas a la oratoria.
Trabajando desde la verdad.
Sintiendo y generando confianza.
Contando historias.
Aceptando propuestas.
Bloque 2.- La composición de la intervención en público.
Estableciendo objetivos.
Preparando el discurso.
Dando estructura al discurso.
Redactando el discurso.
Decorando el discurso.
Bloque 3.- Hablando en público.
El poder de la palabra.
El poder del habla.
El poder del lenguaje corporal.
Storytelling: El poder de las historias.
Bloque 4.- Ansiedad: aceptación y compromiso.
Hablar en público como adicción.
El problema del control.
Técnicas de respiración.
Técnicas de relajación.
Dejando huellas: influir en los demás.

Fechas, horario y duración:
El taller, de 15 horas de duración, se desarrollará en régimen de fin de semana con el siguiente horario:
Viernes, 25 de enero de 16:00 a 21:00 horas.
Sábado, 26 de enero de 9:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 21:horas

Precio del taller:
El precio del taller es de 60 €

Inscripción y matrícula:
Si te decides a realizar el taller con nosotros, tendrás que enviarnos un correo electrónico a imagina@ideaspoderosas.com mostrando tu interés en participar y a vuelta de correo te informaremos del procedimiento de formalización de la matrícula.

Lugar de celebración del taller:
Geolit, Parque Científico y Tecnológico (Mengíbar – Jaén)
Cómo llegar a Geolit

Accesibilidad:

Las instalaciones en las que se celebrará el taller así como los ejercicios y prácticas a realizar son accesibles a personas con movilidad reducida. Para una información más descriptiva sobre las condiciones de accesibilidad del evento no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

Inteligencia emocional: el tiempo de las emociones

Vivimos en la era de lo emocional: la inteligencia emocional, el liderazgo emocional, la educación emocional y hasta la economía emocional. Elige una disciplina, ponle el apellido emocional y empieza a divagar.

Lo emocional está de moda y supone una (r)evolución respecto a lo intelectual, lo cognitivo o lo racional que ha estado en el punto de mira de las ciencias durante mucho tiempo.

Una mirada emocional del individuo que supone un importante avance al destacar una dimensión demasiado olvidada de la persona. Aún así, esta mirada emocional, siendo positiva, puede acarrear ciertos riesgos:

Reducir la visión de la persona a sólo dos dimensiones (pensamiento –– emoción) olvidando otras dimensiones que conforman su biografía.
Centrar la atención en las emociones positivas ignorando la función de las emociones negativas.

Citas de famosos, títulos de libros, titulares de prensa, reflexiones grandilocuentes de ‘gurús de la vida’ y psicólogos de palabra fácil, entre otros, nos exhortan a vivir sin miedo, a no preocuparnos, a aprender a vivir sin sufrimiento, todo con tal de superar el dolor, el miedo, la ira o la tristeza.

Vivimos en el tiempo de las emociones, ¿pero de todas las emociones? De tanto afirmar “don’t worry, be happy”, es posible que nos estemos olvidando de las emociones negativas, de esas emociones que nos hacen sufrir y que parece que muy pocos se ocupan de entender; de esas emociones negativas que tienen su función, que sirven para algo y que están ahí para ayudarnos.

¿Para qué sirve el miedo?: nos avisa de un peligro (real o imaginario). ¿Qué hacemos?: dirigimos toda la atención al peligro (bloqueo mental y/o anclaje cognitivo) y procuramos evitar o escapar de la situación. Pura supervivencia.

¿Para qué sirve la tristeza?: nos avisa de una pérdida (objetiva o subjetiva). ¿Qué hacemos?: desplegamos una intensa actividad mental (no paramos de darle vueltas a la cabeza) y reducimos la actividad conductual (no hacemos nada). Necesitamos comprender el significado de la pérdida y no nos ponemos en marcha hasta conseguir adaptarnos a esta situación.

¿Para qué sirve la ira, el enfado, el enojo?: nos avisa de que alguien está superando los límites y se intenta aprovechar de nosotros. ¿Qué hacemos?: desplegamos una intensa actividad mental y ponemos en marcha una serie de conductas de defensa y/o ataque. Necesitamos pensar cómo “parar los pies” a quien ha sobrepasado la línea y dejarle claro dónde está el límite.

Parece entonces que las emociones negativas son útiles, tienen una función. Otra cosa es que si perdemos el control sobre ellas se conviertan en patológicas: que la tristeza se convierta en depresión, que el miedo se convierta en un trastorno de ansiedad o que el enfado se convierta en una pérdida del control de nuestro comportamiento traduciéndose en violencia o maltrato; pero ese ya es otro tema.

Si tienes miedo, atiende a tu miedo, protégete y actúa (con o sin miedo), pero actúa.
Si estás enfadado, atiende a tu ira, enfádate, pero construyendo no destruyendo.
Si estas triste, atiende a tu pena, acostúmbrate a la pérdida pero no pierdas más cosas, recupera el valor de lo perdido encontrándolo en otro sitio.

Si de verdad crees que la dimensión emocional de la persona es importante – yo lo creo – desarróllala, pero no evites ni niegues una parte de las emociones. Es lógico que no quieras sufrir, pero es inútil e incluso contraproducente, no escuchar a tu sufrimiento, éste te dice en cada momento qué tienes que hacer. Ésa es su función.